El concepto de mercadotecnia impuesta esta relacionado estrechamente con algunas acciones que las empresas realizan para captar más clientes, vender más y ganar más dinero, pero los productos y/o servicios que ofrecen no son acordes a lo que sugieren o prometen.
Dicho concepto se refiere a toda acción realizada por el ofertante para que el posible comprador proceda o capte un mensaje de manera casi obligatoria o forzosa.
La mercadotecnia impuesta es el resultado de la carencia de valores dentro de las empresas; llevando a sus integrantes a realizar acciones o tomar actitudes que dejan en última instancia la ética de servicio al cliente.
Si bien, muchas de las acciones de mercadotecnia son realizadas sin preguntar al público si quiere o no estar expuesto a ellas, este tipo de mercadotecnia va totalmente en contra de la voluntad del consumidor, exponiéndolo a toda costa a las pretensiones del vendedor.
De la misma forma en que la mezcla de mercadotecnia se compone de cuatro P, (Producto, Promoción, Plaza y Precio), la mercadotecnia impuesta también:
Producto
El comerciante vende un bien u ofrece un servicio, generalmente creado por él o siendo el único que lo oferta en la región, establece los parámetros para hacerlo, pero engaña o maltrata al consumidor.
Ejemplo:
En bancos y dependencias gubernamentales el trato es muy malo, aunque debido a su función, es necesario hacer uso de sus servicios.
Promoción
El producto se da a conocer utilizando acciones insistentes, ineludibles, engañosas o una mezcla de ellas.
Ejemplos:
Insistentes. Las labores de telemarketing para ofrecer tarjetas bancarias o de algún centro comercial.
Ineludibles. Los anuncios comerciales que aparecen en plena trasmisión de un evento deportivo, obligan a que el televidente los vea si quiere seguir disfrutando del espectáculo.
Engañosas. Los letreros con ofertas grandiosas en letras enormes, pero las condiciones y restricciones en letras diminutas.
Plaza
Condiciones y cambios establecidos en el lugar donde se oferta el producto y que no favorecen equitativamente al consumidor y al vendedor.
Ejemplo:
Tras devolver un producto que no cumple con las expectativas, en lugar de regresar el dinero, se extiende un vale por la misma cantidad para cambiarlo por mercancía.
Precio
Es la suma de los costos generados por los tres conceptos anteriores. El consumidor debe decidir si pagará por ellos, aunque, como se mencionó anteriormente, algunas veces es obligatorio o necesario.
Ejemplo:
Muchos restaurantes cobran la propina en la cuenta sin saber si el servicio y la comida fueron del agrado del consumidor.
La mercadotecnia impuesta puede ser vista como una enfermedad, que puede incluso causar la muerte del consumidor. Este caso se puede ejemplificar con las compañías que se dedican a producir alimentos con animales y vegetales en mal estado o con un proceso que incluye la utilización de sustancias dañinas para el ser humano. Por otra parte, si la mercadotecnia impuesta es una enfermedad, una cultura de consumo conciente es la cura. En el momento en el que el hombre se cuestione si es adecuado lo que consume, tomando en cuenta variables como su salud, el medio ambiente, el esfuerzo y el dinero que ocupa, éste alcanzará no sólo un nivel mejor de vida, sino un futuro mejor para las próximas generaciones.
martes, 8 de diciembre de 2009
sábado, 5 de diciembre de 2009
Para evitar accidentes
Millones de accidentes suceden diariamente debido a la falta de atención tanto de peatones como de conductores; y aunque la mayoría de las veces el más afectado físicamente es quien camina, la culpa generalmente es de él.
Además, tenemos que tomar en cuenta que es más fácil prevenir un accidente caminando que estando detrás de un volante. Debido a lo anterior, es muy recomendable:
Al caminar
- Toda vez que haya un puente cercano y se desee atravesar, utilizarlo.
- Si se cruza por una avenida o similar entre varios carros detenidos, avanzar hasta que se esté seguro de que: 1. El conductor del carro que pasamos por enfrente nos ve. 2. No vaya a pasar una motocicleta entre los autos.
- Antes de cruzar la calle, mirar hacia ambos lados y caminar hasta verificar que no viene ningún carro o que nos han cedido el paso.
- No caminar distraídos, por ejemplo, hay gente que camina escuchando música e incluso leyendo, lo que ocupa casi completamente un sentido y gran parte de la atención.
Al manejar
- Antes de utilizar un automóvil es importante saber las condiciones en las que se encuentra, tanto de maquinaria, como de los niveles de aceite, agua, gasolina, llantas etc.
- Que todos los pasajeros utilicen el cinturón de seguridad, muchas veces no sirve el que sólo algunos lo hagan, ya que en caso de una volcadura, la persona sin protección quedaría flotando y golpearía a los demás.
- Los limpiaparabrisas deben de servir y los cristales y espejos deben estar en buenas condiciones y limpios. A veces el reflejo de la luz en un cristal sucio o roto hace perder la visibilidad y las consecuencias pueden ser graves.
- Respetar la señalética y reglamento de tránsito. Hay gente que se pasa los altos o las flechas en rojo diciendo que se fijaron, pero un automóvil que viaja a una velocidad muy alta no es visible siempre, además, si así funcionara el sistema de manejo, no existirían semáforos.
Además, tenemos que tomar en cuenta que es más fácil prevenir un accidente caminando que estando detrás de un volante. Debido a lo anterior, es muy recomendable:
Al caminar
- Toda vez que haya un puente cercano y se desee atravesar, utilizarlo.
- Si se cruza por una avenida o similar entre varios carros detenidos, avanzar hasta que se esté seguro de que: 1. El conductor del carro que pasamos por enfrente nos ve. 2. No vaya a pasar una motocicleta entre los autos.
- Antes de cruzar la calle, mirar hacia ambos lados y caminar hasta verificar que no viene ningún carro o que nos han cedido el paso.
- No caminar distraídos, por ejemplo, hay gente que camina escuchando música e incluso leyendo, lo que ocupa casi completamente un sentido y gran parte de la atención.
Al manejar
- Antes de utilizar un automóvil es importante saber las condiciones en las que se encuentra, tanto de maquinaria, como de los niveles de aceite, agua, gasolina, llantas etc.
- Que todos los pasajeros utilicen el cinturón de seguridad, muchas veces no sirve el que sólo algunos lo hagan, ya que en caso de una volcadura, la persona sin protección quedaría flotando y golpearía a los demás.
- Los limpiaparabrisas deben de servir y los cristales y espejos deben estar en buenas condiciones y limpios. A veces el reflejo de la luz en un cristal sucio o roto hace perder la visibilidad y las consecuencias pueden ser graves.
- Respetar la señalética y reglamento de tránsito. Hay gente que se pasa los altos o las flechas en rojo diciendo que se fijaron, pero un automóvil que viaja a una velocidad muy alta no es visible siempre, además, si así funcionara el sistema de manejo, no existirían semáforos.
viernes, 20 de noviembre de 2009
Ponme atención, son ofertas
Son las tres de la tarde y la calle está muy tranquila. El señor del cinco reposa la comida viendo la tele sentado en su sillón favorito; la del doce contesta el teléfono; el del quince pasa su séptima tarde en cama debido a una fractura de cadera; la del veinte está a punto de terminar su libro con una idea instantánea en su mente; la del veinticinco, que no se pierde el programa de Alberto Córdoba transmitido por Radio UNAM, se deleita con la “Marcha Radetzky”; los viejos del treinta y dos están sentados en la sala a la expectativa de su único hijo, quien les dará una noticia que cambiará sus vidas.
Segundos más tarde se oye un sonido muy fuerte que obliga a prestarle atención. Conforme se acerca un auto con altavoces, el sonido es más claro, es una grabación; los habitantes logran percibir un mensaje sobre ofertas de un reconocido supermercado.
Con el ruido del anuncio repetitivo, el del cinco no escucha la alarma que indica es hora de ir por su nieta; la del doce no logra entender lo que el emisor dice; el del quince, que estaba dormitando, despierta asustado; la del veinte se distrae y olvida la idea; la del veinticinco ya no puede disfrutar de la pieza escrita por Johan Strauss; el hijo de los señores del treinta y dos es interrumpido. Ahora, todas las historias se detienen. El mensaje persistente sobre ofertas semanales cumple exitosamente con su función: robar la atención de la gente e interrumpir toda actividad.
Antes de llegar al final de la calle el automóvil con las bocinas se detiene. Tomados de la mano, habitantes de diferentes edades impiden su paso. El conductor mira el espejo retrovisor dándose cuenta que el otro extremo de la calle también está tapado por un grupo de personas igual. Todos exigen que la grabación del supermercado sea apagada. Aunque el conductor no entiende porqué, los obedece. Uno de los vecinos se acerca a él pidiéndole que no vuelva a pasar por esa colonia, que sus habitantes no están dispuestos a escuchar sus anuncios, que finalmente, ellos no se sienten beneficiados por estas grabaciones.
Cinco minutos después de las tres, la alarma vuelve a sonar; la conversación telefónica se reanuda; el hombre lastimado se vuelve a dormir; el libro es terminado con la idea que regresa a la mente de la escritora; el locutor anuncia “El vals de las flores”; los padres aun siguen esperando la noticia de su hijo; los otros vecinos regresan a sus casas y el conductor vuelve al supermercado para dar la noticia del suceso.
Nota del escritor:
Supermercados, periódicos locales y comerciantes pequeños utilizan un método que he denominado mercadotecnia impuesta. Su interés radica en vender más sin importar lo que cueste y quién tenga que pagarlo. Uno de sus métodos es anunciar artículos, rebajas, promociones, etc. utilizando un altavoz móvil que transita por diferentes colonias.
Actualmente son millones los residentes que enfrentan este tipo de situaciones, pero son ellos quienes tienen en sus manos la decisión de vivir con pausas y esperar a que un molesto anuncio finalice para reanudar sus actividades o vivir sin interrupciones.
Finalmente, tanto vendedores como habitantes deberían tomar en cuenta que la vida tiene un curso y que sólo a los fenómenos naturales les corresponde interrumpirlo; que cada momento, sin importar si es bueno, malo, doloroso o lleno de felicidad, es digno de vivirse tal y como cada quien lo decida y no como alguien quiere que los demás lo vivan.
Segundos más tarde se oye un sonido muy fuerte que obliga a prestarle atención. Conforme se acerca un auto con altavoces, el sonido es más claro, es una grabación; los habitantes logran percibir un mensaje sobre ofertas de un reconocido supermercado.
Con el ruido del anuncio repetitivo, el del cinco no escucha la alarma que indica es hora de ir por su nieta; la del doce no logra entender lo que el emisor dice; el del quince, que estaba dormitando, despierta asustado; la del veinte se distrae y olvida la idea; la del veinticinco ya no puede disfrutar de la pieza escrita por Johan Strauss; el hijo de los señores del treinta y dos es interrumpido. Ahora, todas las historias se detienen. El mensaje persistente sobre ofertas semanales cumple exitosamente con su función: robar la atención de la gente e interrumpir toda actividad.
Antes de llegar al final de la calle el automóvil con las bocinas se detiene. Tomados de la mano, habitantes de diferentes edades impiden su paso. El conductor mira el espejo retrovisor dándose cuenta que el otro extremo de la calle también está tapado por un grupo de personas igual. Todos exigen que la grabación del supermercado sea apagada. Aunque el conductor no entiende porqué, los obedece. Uno de los vecinos se acerca a él pidiéndole que no vuelva a pasar por esa colonia, que sus habitantes no están dispuestos a escuchar sus anuncios, que finalmente, ellos no se sienten beneficiados por estas grabaciones.
Cinco minutos después de las tres, la alarma vuelve a sonar; la conversación telefónica se reanuda; el hombre lastimado se vuelve a dormir; el libro es terminado con la idea que regresa a la mente de la escritora; el locutor anuncia “El vals de las flores”; los padres aun siguen esperando la noticia de su hijo; los otros vecinos regresan a sus casas y el conductor vuelve al supermercado para dar la noticia del suceso.
Nota del escritor:
Supermercados, periódicos locales y comerciantes pequeños utilizan un método que he denominado mercadotecnia impuesta. Su interés radica en vender más sin importar lo que cueste y quién tenga que pagarlo. Uno de sus métodos es anunciar artículos, rebajas, promociones, etc. utilizando un altavoz móvil que transita por diferentes colonias.
Actualmente son millones los residentes que enfrentan este tipo de situaciones, pero son ellos quienes tienen en sus manos la decisión de vivir con pausas y esperar a que un molesto anuncio finalice para reanudar sus actividades o vivir sin interrupciones.
Finalmente, tanto vendedores como habitantes deberían tomar en cuenta que la vida tiene un curso y que sólo a los fenómenos naturales les corresponde interrumpirlo; que cada momento, sin importar si es bueno, malo, doloroso o lleno de felicidad, es digno de vivirse tal y como cada quien lo decida y no como alguien quiere que los demás lo vivan.
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martes, 17 de noviembre de 2009
Tarjeta para antros, bares y restaurantes
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